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sábado, 19 de octubre de 2013

"Literatura infantil y formación de un nuevo maestro" de Isabel Tejerina

     Este artículo, escrito por Isabel Tejerina, trata la importancia y el prestigio de la Literatura Infantil y su incuestionable valor durante el desarrollo del niño, tanto a nivel académico como personal.
      Además, reflexiona sobre el debate de si existe la Literatura Infantil: para unos, adaptación de las obras adultas a la competencia del niño; para otros, creación mediocre defendida por los intereses editoriales. Sin embargo, las diferentes manifestaciones literarias vienen determinadas por el ansia estética de los lectores y su capacidad interpretativa.
      Sobre su delimitación conceptual, la autora resalta que no todos los libros para niños son Literatura Infantil y, por tanto, se han de incluir en dicho concepto los diferentes géneros (narrativa, poesía y teatro) que, durante la Educación Primaria, han de tratarse con intención lúdica y artística, mediante diferentes manifestaciones y actividades: juego dramático, producciones con imágenes (tebeo) u otras, en las que esté presente la música y el movimiento (cine).
      En relación al Corpus de la Literatura Infantil, la escritora distingue dos grupos: en uno incluye la literatura "ganada", no creada para los niños, pero que éstos han hecho suya a lo largo del tiempo y la adaptada, dirigida a ellos: cuentos populares tradicionales, poesía folklórica, fábulas y algunas novelas. Y, en otro aquella creada expresamente para niños (los clásicos de la Literatura Infantil Universal).
      Respecto a la dificultad de escribir para los niños, dado que contempla aspectos tanto literarios como psicopedagógicos, exige determinados requisitos: un estilo literario accesible a sus capacidades; recursos del juego verbal (rimas, palabras inventadas...); mantenimiento de la intriga; diálogos y descripciones; diversidad temática; desenlaces felices y texto interesantes, originales, fantásticos e ilustrados. Para así, facilitar una amplia percepción de la vida y favorecer el entendimiento de sus emociones y la solución a sus conflictos.
      Por otro lado, y no considerando la educación como simple instrucción, Tejerina defiende la necesidad de la literatura en este etapa, cuya función es la de impulsar el descubrimiento de sí mismo y del entorno, enriquecer su pensamiento, imaginación y creatividad, desarrollar su experiencia, ampliar vocabulario, etc. Sostiene que no se ha de abordar como una asignatura común, sino de forma lúdica y placentera, contemplando las necesidades e intereses del niño.
      Por último, aporta recursos didácticos para la educación literaria en esta etapa: títeres, teatro guiñol, talleres literarios, adivinanzas, trabalenguas, rompecabezas, crucigramas, etc. con los que se despertaría el gusto por la literatura en el niño.

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